El preservativo, ¿es un obstáculo para el sexo?

El uso del preservativo en la actualidad parecería ser una obviedad fuera de todo cuestionamiento; sin embargo existen muchos hombres y también mujeres que lo ven como un elemento que obstaculiza la espontaneidad e impide la sensibilidad del contacto genital. Independientemente de sus características de fabricación y de la calidad de su tipo, el preservativo a veces se considera un gran fastidio.

¿Por qué les cuesta tanto a algunas parejas utilizar el preservativo?

Porque todavía existe una idealización del encuentro sexual en el cual las cosas suceden casi mágicamente, como en las películas.

La espontaneidad se la imaginan como un "hacer lo que surja en el momento, sin tener que estar controlando la situación". Y el preservativo significa precisamente, como lo dice su nombre "realizar una profilaxis, o prevención", lo cual requiere una atención al procedimiento, que demanda cierta energía.

Por otra parte también está presente la idea de que el látex impide sentir lo mismo que si la relación genital fuera piel a piel. Estos dos conceptos transforman al preservativo en un elemento sumamente antipático y fastidioso para algunas parejas y ello desemboca en una situación conflictiva. Por una parte lo odian, pero por otra, lo necesitan y entonces el encuentro sexual tiene una carga emotiva negativa que puede hasta provocar la aparición de alguna Disfunción Sexual.

Algunos varones pueden tener dificultades de Erección y las mujeres, desde disminución del Deseo hasta inconvenientes para llegar al Orgasmo.

Visto desde este lugar, parecería que es peor el remedio que la enfermedad, pero cuando las parejas pueden ver la situación desde una perspectiva diferente, las cosas cambian.

¿Cómo sería esa perspectiva diferente?

En primer lugar veamos para qué necesitan usar el condón. Para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual. En el primer caso existen otros procedimientos y en el segundo, se está ante la certeza o suposición de que uno de los miembros de la pareja sería una posible fuente de contagio, de modo que habría que retroceder a la instancia anterior, que es realizar el diagnóstico y tratamiento del potencial enfermo.

A muchas personas les da pudor preguntarle a su nueva pareja ¿te hiciste los análisis? ¿estás sana/sano? y además nunca se sabe si la respuesta será veraz.

Yo tengo una postura al respecto que es la siguiente; cuando no se ha desarrollado aùn entre los miembros de la nueva pareja, la confianza necesaria como para dialogar sinceramente sobre esta cuestión tan importante, es que la relación, a nivel emocional no está lo suficientemente madura como para iniciar los encuentros sexuales. Si existe un deseo amoroso y responsable por el otro, tiene que estar presente el cuidado por la salud y el bienestar del/la compañero/a. De lo contrario estamos ante un "hacer como si…" lo cual es una hipocresía muy peligrosa.

Existen situaciones, sin embargo, en las cuales los miembros de la pareja han dialogado y llegado a un acuerdo, pero el preservativo sigue siendo algo antipático.

Las diferentes opiniones tanto de hombres como de mujeres respecto de lo que sienten cuando utilizan preservativo, se deben a que sus sensaciones son tan subjetivas que varían entre las distintas personas.

Muchas veces la representación mental de lo que significa el condón determina la mejor o peor tolerancia al mismo.

Las mismas personas, en diferentes momentos pueden referir sensaciones totalmente distintas que van desde el rechazo absoluto hasta la aceptación total.

La consulta de orientación con el/la profesional sexólogo/a muchas veces permite ampliar la visión estrecha que se tiene del preservativo, debido a la educación recibida o a la ausencia de ella.

A veces sucede que no lo saben utilizar o tienen conceptos erróneos acerca de la sexualidad. Por ejemplo, dentro de la vagina, prácticamente no hay terminaciones nerviosas, por lo tanto difícilmente una mujer sienta una gran diferencia cuando se utiliza condón.

Con respecto al varón, si coloca dentro del mismo una pequeña cantidad de gel lubricante antes de ponérselo, sentirá casi lo mismo que si estuviera sin él. Otra cuestión es lo que llamamos "erotizar el preservativo", que en las consultas sexológicas se aprende para incorporarlo afectivamente, como parte del juego, lo cual puede transformar totalmente la escena amorosa.

Yo no estoy haciendo publicidad al uso del preservativo cuando digo todo esto. En realidad lo ideal sería que una pareja fuera sana, estable y fiel, con un sentido de amoroso cuidado y responsabilidad entre sus miembros, con la madurez como para enfrentar juntos cualquier vicisitud y con un proyecto en comùn que incluyera la posibilidad de un embarazo, si se produce. Entonces no haría falta utilizar ningùn condón.



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