Sexualidad y madurez

Los términos Tercera edad o vejez ya no tienen el mismo significado que tenìan hace algunos años. Se iniciaba esta etapa a partir de los 65 años y se sobreentendìa que, salvo excepciones comenzaba una franca declinación de las funciones fìsicas y psìquicas de las personas. Esta era la edad aceptada para la jubilación, para el ingreso a establecimientos geriátricos y se daba por sentado que se estaba muy próximo al lìmite de la vida humana.

Hoy dia este concepto ha cambiado; las ciencias de la biología nos ofrecen una expectativa de vida cercana a los cien años y las poblaciones de más de 65 años en el mundo crecen cada vez más, superando en algunos paìses a los jóvenes.

Permanentemente vemos en los medios, ejemplos de personas de más de 65 años realizando proyectos nuevos, estudiando, iniciando emprendimientos profesionales y formando nuevas parejas incluso con compañeros de edades muy diferentes a ellos mismos.

Se habla de "el nuevo target" al cual se comienzan a dirigir los productores de artìculos comerciables y los servicios que apuntan a mejorar la calidad de vida.

Una mujer o un hombre de sesenta o más años ya no responde al perfil del "anciano o abuelo" sino que luce y se siente joven.

Además la medicina ha dejado muy en claro que el envejecimiento es una serie de sucesos progresivos que se inician alrededor de la tercera década de la vida, por lo cual no podemos determinar con certeza cual es su momento culminante en todas las personas. Más bien es considerado un proceso que durará a lo largo de la vida y que es variable en cada ser humano, de acuerdo a su genética, su estilo de alimentación, actividad física, etcétera.

¿Dónde se ubica la sexualidad en este contexto?

Los seres humanos desde la gestación son seres sexuados y sexuales, esto significa que tienen órganos sexuales que son la exteriorización de la función para la cual existen. Al igual que el corazón, el intestino, los riñones o los oìdos, los órganos sexuales van a cumplir su función a lo largo de la vida.

¿Cuál es esta función? La de proveer al individuo la posibilidad de procrearse y lograr a través de ello una trascendencia genética, pero también y a veces solamente, otorgarle un medio muy poderoso de comunicación con su pareja, lo cual va a influìr grandemente en su autoestima, seguridad e intimidad emocional con su compañero/a.

Otro aspecto de la función sexual es que le produce placer al individuo; esta palabra está relacionada, de acuerdo a los conceptos de la neuroinmunologìa, con el mejoramiento del sistema inmunológico, fundamental para prevenir y combatir enfermedades y también muy importante para el mejor tránsito por las etapas de envejecimiento.

La función sexual comienza en el cerebro con la liberación de neurotransmisores, continúa a través del sistema nervioso y circulatorio hasta llegar al estìmulo de las glándulas que componen nuestro sistema endócrino y culminan con la respuesta muscular y neurológica de los órganos genitales y de todo el cuerpo en general.

Es muy común confundir la función sexual con el contacto genital propiamente dicho, cuando en realidad este contacto es el resultado del proceso descripto anteriormente.

Por lo tanto queda muy claro que, en la medida en que los componentes de este sistema funcionen, la sexualidad estará presente en la persona.

Existe aún el mito (muchas veces inducido por quienes homologan la sexualidad con la juventud) de que, en las personas que ya no tienen edad para procrear, la sexualidad es una función prescindible o decadente.

Esto por suerte no es asì y las personas que transitan su sexta, séptima u octava década tienen derecho al disfrute de su vida entera en plenitud, incluyendo la sexualidad.

Muchas veces aparecen Disfunciones Sexuales, que son alteraciones debidas al mal funcionamiento de otros órganos como la glándula Tiroides o a enfermedades generales como la Diabetes o la Hipercolesterolemia. También pueden aparecer como consecuencia de ciertos medicamentos como los antihipertensivos, los ansiolìticos y antidepresivos, los medicamentos que se usan para bajar el colesterol, etcétera. En estos casos y en muchos otros, la consulta con el médico especializado en Disfunciones Sexuales definirá un pronto diagnóstico y tratamiento que permitirá al/la paciente el restablecimiento de su función sexual y la posibilidad de continuar llevando una vida más plena, satisfactoria y saludable.

Existen casos en que la alteración sexual es histórica, o sea que no se debe a la edad sino a las costumbres adquiridas por falta de educación o información sexual y a creencias, mitos y tabúes culturales. En esos casos los tratamientos sexológicos son mucho más breves y permiten a los consultantes redescubrir una fuente de saludable gratificación que mejora la vida y la relación con la pareja.

La función sexual, al igual que la función digestiva, respiratoria o vascular, nace con el ser humano y permanece vigente durante toda su vida y, al igual que las mencionadas, debe ser motivo de consulta y atención médica si la persona nota una alteración que le provoca angustia o padecimiento de alguna ìndole o que influye negativamente en su relación de pareja. En general los tratamientos son breves, eficaces, placenteros y los miembros de la pareja tienen la oportunidad de sentir que se están revitalizando a si mismos y también a su relación.



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