La sexualidad desbordada de los adolescentes

Las noticias que se publican acerca de los adolescentes y la sexualidad preocupan cada vez más a los padres. Ya no se trata de la impulsividad propia de la edad sino de la adopción de conductas lindantes con sexualidades no convencionales y que conllevan alto riesgo. ¿Qué hacer como padres?

¿Por qué los jóvenes quieren experimentar conductas de riesgo?

Porque es la moda del mundo de hoy, riesgo en deportes extremos, riesgo en salirse de lo patrones clásicos para descubrir su "verdadera personalidad" y allí están incluídas conductas sexuales de riesgo.

Pero ¿últimamente se ven más?

Existe una tendencia que legaliza la adopción de estas conductas, agravadas por la legitimidad de la exposición pública. Hace algunos años, los adolescentes mantenían sus experiencias tras las puertas, de un modo privado, si bien podían compartirlas en una conversación de amigos. Ahora hay una inclinación a exponerlo todo como un reality show. Pero esto está copiado de lo que se ve en Internet, por TV, etc. ¿Acaso ya no es natural que una estrella de moda ponga cámaras en su casa y filme su vida íntima? Es la nueva manera de hacer dinero. Los jóvenes si bien no lo hacen con ánimo de lucro todavía, consideran que es algo aceptable y muchos quieren verse a si mismos pasando por esa experiencia, les parece divertido.

¿Qué pueden hacer los padres o adultos responsables al respecto?

Siempre digo que la enseñanza de la sexualidad está relacionada con la salud, el recato y los valores familiares. Esto debería comenzar a edades muy tempranas. Imaginemos enseñar a un adolescente a higienizarse o a cepillarse los dientes, ya es muy tarde, le enseñanza debe comenzar en la infancia.

Pero algo debe quedar por hacer, ¿o no?

Creo que cuando en una casa se acostumbra a ver por TV programas en los cuales existen inconductas, o cuando se le da mucha importancia a temas triviales, aunque estén de moda, o cuando no se muestran alternativas saludables a las costumbres sociales poco dignas, uno como padre transmite el mensaje de aceptación y acuerdo. En ese momento se está dando carta blanca para que el adolescente ponga en práctica lo que no ha sido explícitamente censurado.

¿Puede ser más explícita?

Si mis hijos me ven mirando programas de TV en los cuales las adolescentes cobran por mostrar sus traseros, en los cuales se celebra cuando un pecho salta fuera de la ropa en cámara, cuando mujeres y varones, con la excusa de lo artístico, se contonean mostrando una sexualidad casi explícita, cuando estrellas del ambiente artístico hacen un reality show de su intimidad y la expresan con palabras y con hechos, yo como madre, debería darles una explicación acerca de por qué estoy viendo estos programas. Si los celebro, me río y los aplaudo, estoy dando el mensaje de que esto está permitido y es recomendable. No debería extrañarme que algún dia mis hijos hicieran algo parecido.

¿Acaso apagar el televisor o prohibir uno de estos programas garantiza la conducta opuesta? Siempre les queda a los jóvenes la posibilidad de verlo en otro lado.

Nunca hablo de ignorar la situación o de reprimir impulsos. Es muy difícil ir contra de la moda, es la mayor competencia que tienen los padres. Por el contrario, se podría verlo juntos y hacer un análisis objetivo y crítico de lo que se ve. Explicar el negocio que existe por detrás del aparente divertimento y estimular a que los jóvenes se pregunten si les gustaría ser el objeto de la mirada maliciosa, de la risa desvergonzada, de la no valoración como seres humanos, del no respeto como personas con intelecto y alma, además de cuerpo. Lo que haría como madre, sería intentar elevar la condición humana de mis jóvenes al nivel que se merecen. Hacerles ver también que poco a poco estas tendencias van minando el legítimo autorrespeto que cada uno debería tenerse y que los van transformando en seres que copian conductas sin cuestionarse. La pregunta final sería ¿qué te queda de valor después de esto?


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